martes, 6 de noviembre de 2012

Abrir los ojos hacia él

Volvía de trabajar en el viñedo y me enteré de la muerte de Leonardo Favio. Nunca me unió nada especial con él. Aunque algunos amigos intentaron que lo viera, abrir los ojos hacia él. En realidad nunca supe digerir su sentido de lo popular. Lo goglié y dos amigos habían escrito algo. Desde este blog, salto a este otro donde Gustavo Ng lo entrevista y se me aclaran algunas cosas.

G.N.: No, mi sentir… O sea, cuando estamos hablando de… Digamos, yo creo que lo que vos pescás de mí, para hablar… es el bárbaro, el bárbaro en el buen sentido… yo me alegro mucho. Si renegué tanto de que me llamaran un negro de mierda en un sentido empecé a sentir que no sé si no está bien. O sea, sobre todo cuando… Yo soy antropólogo, entonces me ha tocado muchas veces estar con los indios wichi del norte, entonces cuando yo los veo a estos tipos que no quieren aprender español, no quieren, no quieren aprender la idea del progreso… Yo estoy seguro que la saben, no es que no la incorporan, es que la resisten. Porque dicen: ¿Yo voy a ser bueno cuando yo vaya a progresar…?

L.F.: Es que vos los querés meter en un quilombo y ellos viven en un contacto directo con Dios. ¿Para qué? Si a mi vos me dieras la posibilidad de estar sano, sano, no con esta mierda de polineuritis que no puedo caminar, porque me duele… entonces, sano, totalmente sano, ¿vos te creés que (no se entiende) una película? Hace rato que estaría en las Catitas, criando chivos, que es mi sueño, teniendo un corral de quinientos chivos, donde yo me siente al lado del corral a tomar mate y sienta el olor de la bosta de los chivos, que es riquísimo, el aroma, verlos llegar, irse, meterme en mi rancho, a la noche ver unas estrellas que vos no has visto en tu vida. Donde yo tenía el viñedo estaba a 18 kilómetros del pueblo, lo hice yo al viñedo, al parral, tenía uvas barbera bonarda y barbera de asti, uno de los más bonitos parrales que se hicieron allá en las Catitas. Inmerso en el desierto. Yo llevé la luz, llevé todo. ¿Cómo me vas a cambiar eso por esto? Ni en pedo, pero ni en pedo. Yo ahora estoy prisionero de esta circunstancia, digamos. Yo tengo que caminar, si salgo a algún lado tengo que ir acompañado… Bue, me tocó esta, hay gente que está peor… Que tampoco me conforma. ¿Pero cómo pretendés vos que esta gente que vive… sacarlas del paraíso? Ellos están en el paraíso. Luján de Cuyo era el paraíso. Y nunca fui tan feliz. Nunca en mi vida, nunca, ni un instante, como cuando yo andaba con los perros por el puente de Luján de Cuyo. Nunca. Nunca. Nunca recibí tanto amor como el de mi abuela Genoveva, de mi tía Berta, de mi abuelo, de los perros, el Cautivo, que siempre lo tengo (no se entiende). Doce perros llegué a tener. Dormía con los perros. Un frío en Mendoza, un frío de película… En el rancho se dormía con los perros. Pero yo era muy feliz. Todos hablan de que Favio tuvo una infancia infeliz. Tuve fragmentos de infelicidad, de tristeza, de honda tristeza, pero ¿vos sabés lo que era para mi ir con mis amigos, con el Negro Cacerola, caminando a la orilla de las acequias, a la sombra de los paredones, caminando hasta la casa de Santiaguito, donde tomábamos mate y charlábamos y mentíamos y soñábamos? Y yo cuando me acuesto, en mis insomnios, son ellos los que están conmigo, no son otros. Si vos en este momento, tonto de mi que pensé que el paraíso estaba en otro lado… No me arrepiento, he conocido mucho, pero de todos modos ¿de qué carajo me va a servir cuando me vaya todo lo que conocí? Entonces uno nunca lo sabe.

Acá la nota terminada como se editó en la revista Ñ

jueves, 25 de octubre de 2012

Recita Mario Verandi



Una definición de poesía que dice todo lo que hubiera querido decir. Fue publicado en el suplemento Señales, que dirige Osvaldo Aguirre, en el diario La Capital de Rosario

El más arduo de los oficios
Por Rubén Sevlever
I
No me creo capaz de poder definir qué es la poesía —más allá de la preceptiva y de las definiciones de la ciencia literaria. En un sentido profundo, la siento como algo indefinible. Pienso que la poesía se va develando a través de la lectura, de la vivencia despertada por la lectura de sus propios textos. Que Ella es como el sueño, que siempre oculta un significado latente más hondo que su representación manifiesta y requiere otra metodología para transmitir sus contenidos libres, como las formas de la naturaleza. La verdadera poesía es críptica, no agota las apetencias de nuestra razón, ni se explicita a través del discurso. De lo contrario sería mera prosa, prosa corriente.
En cuanto a la posible definición de "mi poesía", de "mi propia escritura", me siento como alguien que intenta detener el curso de un río y congelarlo en una sola imagen estática. El río sigue siendo río, en una realidad dinámica y polifacética, y por lo tanto, inasible desde cualquier punto de vista fijo. La poesía, en su fluyente presencia, "es" y desborda todo intento puramente intelectual para captarla. Aunque ella también sea un medio de conocimiento. La poesía se da a través de objetos estéticos —formados por palabras— que, como tales, son insustituibles, y que muchas veces producen la mudez temporaria del razonamiento. En una forma de comunicación más directa, recurre a un lenguaje "presentativo" (como lo designa Susan Langer), comparable en gran medida al de la música o la pintura, o al gesto de la danza, que son formas más puras de utilizar este lenguaje. Se manifiesta a través del ritmo, la imagen, la transposición, la paradoja y los contenidos afectivos de las palabras, más que por sus contenidos literales. Por medio de la sugerencia, la comparación, la metáfora, se aleja de toda conceptualización. Se traduce en emociones inmediatas. Rescata la sonoridad arcaica de las palabras, sus resonancias más recónditas e inesperadas. Es una "dinámica de lo impensado" y un intento de manifestar lo espontáneo a través de la síntesis (por lo menos en lo que refiere a nuestra poesía contemporánea y occidental, llamada "culta", nuestra poesía lírica, que corresponde al hacer del homo ludens, y a su libre elección creadora).
II
Mucho se ha hablado acerca de la poesía, de la poesía como expresión, como símbolo, como objeto, de la poesía como dinámica del inconsciente, como revelación, como magia y alquimia del verbo, como juego inconsciente, como forma original de descubrir la realidad, como sueño dentro de la vigilia, como exorcismo y misterio; mucho se ha hablado de sus modos de manifestación, de su estructura sonora, de su articulación sintáctica, etc., pero poco es lo que se sabe de ella, de su "esencia", de su "ser", de sus "orígenes", poco es lo que se sabe de ella, porque está entroncada con las raíces primigenias del lenguaje, casi con el gesto, diría, más primitivo, con la génesis y el punto de partida de nuestra historia, con el inicio del diálogo. Ya que la poesía se asienta en los estratos más profundos de la comunicación humana.
III
No sé si he llegado a la poesía, si el hecho de hacer poesía significa que he llegado al "todo" que ella implica o a alguna de sus partes, o si —llegando a través del poema— ella me abandona y queda sólo el poema, el rastro de su presencia momentánea, la huella de su "estar", el vestigio de su extraordinaria vigencia. Ya que la poesía señala un "estado", un clima peculiar del "ser" poético.
Desde un punto de vista puramente racional, esta poesía no existe, existen los poemas, ella es un nombre, designa el género donde estos se reconocen, se identifican como productos de un "hacer". La poesía sería entonces una abstracción, un cómodo denominador común que abarca todos los reales y posibles fenómenos que la anuncian y la corporizan. O bien, puede ser concebida desde el mito como un espacio inaprensible donde el destino del hombre deja inscripto el testimonio de su paso por la existencia, la impronta de su sensibilidad estética, la materia residual de su dolor o su exaltación frente a lo creado. La clave del más arduo de los oficios: intentar dar con las palabras un reflejo veraz de sí mismo. Por eso puede llegar a ser la historia de un perenne fracaso, o de una ilusión imposible.
(de Poemas elegidos y otros escritos)

miércoles, 11 de julio de 2012

Favale di Malvaro

Asombra la asimetría entre el tamaño y la autoestima de los pueblo italianos. Diminutos, alejados de las grandes carreteras del marketing, se los ve enorgullecerse de los que son y lo que tienen. Con lo poco hacen mucho y lo transforman en motivo de exaltación, por obra y gracias de su propia devoción. Me devano tratado de encontrar el motivo de esa encumbrada percepción de sí mismos. Pienso que las familias tienen una genealogía que se pierde en la Edad Media. Sociólogos aficionados, polemistas de café y portadores de sentido común, creen hallar en ese detalle estadístico los orígenes de ese amor propio. Otros lo refieren a la genética latina o a la necesidad darwiniana de distinguirse. Quizá todos tengan razón. Hasta ahora no puedo aventurar respuesta alguna. Solo dar ejemplos.

Un ejemplo es Favale di Malvaro. La noticia de su existencia me llega a través de mi amigo, Martino Denegri, por quien conozco Génova. Me cuenta, y me envía fotos, de la Fiesta de la Emigración que se realizó días atrás. Rápidamente paso a la web y me encuentro con los datos que aumentan mi asombro.

Favale di Malvaro es un minúsculo pueblo de la Liguria. Favale es la fracción más grande, que se disuelve en 12 barrios de pocas casas. Hace 140 años eran 2167 habitantes. Cada diez años la población fue descendiendo. En 1901 perdieron 600 habitantes. La gran mayoría se vino a América escapando de la falta de oportunidades. Llevaban sus cosas en la ya clásica valija de cartón. Eligieron para emigrar Argentina, Chile, Perú y Estados Unidos. En muchas ciudades de estos países sus familias multiplicaron la nostalgia por su pueblo. Hoy solo quedan en el pueblito 480 habitantes, viviendo en casas salpicadas en el valle que forma el monte Pagliaro. Es un poquito más de 16 kilómetros cuadrados; en Argentina, menos que un barrio. Pero, a pesar de su tamaño, tiene dos museos -la Casa Giannini, perteneciente a los ancestros de Amadeo Giannini, fundador del Bank of América, una de las instituciones financieras más importantes del mundo y el museo etnográfico-, varias páginas web, una entrada en Wikipedia, un libro con su historia y diversas fiestas populares, entre las que se destaca la Fiesta del Emigrante, que se realiza, cada año, el último domingo del mes de junio. Se trata de una celebración que comenzó hace 52 años, en memoria de los compatriotas que debieron emigrar un siglo atrás. La emigración está representada en una estatua, ubicada en una plaza del pueblo, que personifica a un hombre con su valija de cartón, mirando hacia el Atlántico. Este año, el símbolo de la fiesta fue una gran torta decorada con la clásica valija. A la celebración, que comenzó con una misa en la bella iglesia del pueblo, celebrada como es costumbre por Monseñor Lino Panizza, Obispo de Carabaylló, en Perú, asistieron argentinos, chilenos y estadounidenses. Los casi 400 invitados, entre los que se encontraba el Presidente del Centro Lígure de Rosario, Dr. Oscar Raúl Schiappapietra, se deleitaron con la típica cocina lígure: pizza, focaccia, ravioli, lasaña, y también con un asado de carne argentina. Se bailó el tango y un grupo de aficionados representó, con el vestuario típico, la partida de los emigrantes a América. Y se condecoró con el premio Raíces al ingeniero Rodolfo Baffico, Presidente de la Asociación Lígure de Chile. En fiestas anteriores actuó el coro argentino de Santa Rosa de la Pampa, la Squadra Folcloristica Lígure de Chile, y el coro del pueblo, con vestimenta típica, y participaron delegaciones uruguayas y chilenas.

La historia de Favale di Malvaro se remonta al siglo XI, por lo que sus raíces son tan profundas como las de la vid, que también allí se cultiva, ahora solo para consumo familiar. Durante 26 años se festejó la Sagra del vino blanco, ya que el pueblo pertenece a la denominación de origen controlada "Golfo del Tigullio”, donde se cultivan las variedades de uvas Vermentino, Bianchetta Genovese y Ciliegiolo, para producir vino tinto, blanco, rosado, espumante y passito.

Y todo esto en un pueblito de 480 habitantes, que tiene una sana costumbre: la de no olvidar.

Más información:
http://www.ilsecoloxix.it/p/levante/2012/06/25/APFaRmnC-emigranti_festa_ritorno.shtml#axzz1yqVKNL1o
http://www.teleradiopace.tv/?p=83886
http://it.wikipedia.org/wiki/Favale_di_Malvaro
http://www.favaledimalvaro.com/

 Coro de La Pampa, Argentina

 Coro local

 Delegación chilena. Detrás, el monumento al emigrante.

 Delegación uruguaya

 Representación de la emigración

 Bailando el tango

 Premio

La torta

Agradecimientos: Martino Denegri (fotografìas) y Claudio Massone (datos adicionales).