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sábado, 9 de junio de 2018

Ceramistas argentinos en China

Originalmente fue publicada en la revista Dang Dai

Barro, tal vez. Pero barro milenario. Argamasa que fusiona experiencias nacidas en ambas mitades del mundo, unidas por el misterio de la arcilla, las manos y el fuego en la alquimia del taller. De día, el taller es un mundo diáfano, pero cuando la tarde comienza a mezclarse con la noche formas fantasmagóricas se apoderan del lugar. Cabezas deformes, bustos sin cuerpo, piedras lunares, recipientes rústicos donde nadie derramará ningún líquido, mosaicos y objetos indescifrables. Todos construidos con la materia de la que está hecho Adán. El barro primitivo que baña el agua de los arroyos de aquí y de allá. El soberano de toda esa comarca es el horno, mitad tótem, mitad dragón, capaz de elevar su furia hasta los mil grados y transmutar el barro en piedra. Piedra a la que la mirada del hombre convertirá, por alguna magia que desconocemos, en una objeto al que llamaremos “arte”.  Ese arte circulará a través del mundo y hará circular a los artistas detrás de él y vinculará experiencias comunes, anhelos compartidos y designios indescifrables.
El vínculo que a través de la cerámica unió Argentina con China lo inició Vilma Villaverde en el año 2002 cuando fue invitada a participar de la Conferencia Internacional de Cerámica de Foshan y tomó contacto con la ceramista Whenzhi Zhang. WenZhi , como le dicen en Argentina desde que la visitó por primera vez en el 2010, emigró a Estados Unidos dejando atrás la China de Mao, pero regresó debido al crecimiento de su país, para sumar sus grandes obras, destinadas a ser exhibidas al aire libre, al flujo de modernidad que los artistas actuales están haciendo a la milenaria tradición ceramística oriental.



Vilma Villaverde es una de las principales figuras de la cerámica de Argentina. Se formó con dos reconocidos maestros como fueron Mireya Baglieto, con quien trabajó en su taller desde 1970 hasta 1973 y con Leo Tavella, a quien acompañó durante diez años desde 1978. Con ellos no solo perfeccionó su técnica de moldeado y cocción de la arcilla sino que recibió el impulso de la libertad creativa. Al comienzo trabajaba alternativamente el tallado en piedra y la cerámica. Pero luego su amor por la cerámica fue a tiempo completo. Pasó del moldeado de vasijas a los retratos y de allí a la incorporación de objetos cotidianos de cerámica industrial  con lo que su estilo dio un giro hacía la experimentación que jamás se detuvo.
Vilma además escribió el libro Arte cerámico en Argentina, donde reseña la obra y la trayectoria de artistas que dejaron su huella. Entre ellos su discípula, Alejandrina Cappadoro. Alejandrina, nacida en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, comenzó a formarse con Vilma a finales de la década del 70. A los dos años la maestra le pidió que se hiciera cargo de su taller ya que sus constantes giras por Europa le impedían continuarlo. El lazo entre ambas se estrechó en un vínculo de admiración mutua y así, las puertas de Oriente se abrieron también  para Alejandrina, quien inició en el año 2007 un peregrinar a China que aun no se ha diluido.


Pero fue el año 2005 donde los lazos comenzaron a anudarse, cuando una comitiva argentina participó del octavo Simposio Macsabal de Horno a Leña  realizado en Goesan, Corea y luego todos los participantes viajaron a la ciudad china de Zibo, donde se  construye el horno Kangama en los espacios de la Taishan Factory.  La obra realizada durante el simposio obtuvo el Primer Nivel y hoy puede visitarse en el Museo Internacional de Cerámica de la ciudad de Zibo. Ese mismo año una delegación taiwanesa arribó  a Buenos Aires para participar de las Jornadas Internacionales de Cerámica Contemporánea en el Museo de Arquitectura Marq. El recorrido por Argentina incluyó la realización de obras y exposiciones en la Facultad de Arte y Diseño de Oberá de la Universidad Nacional de Misiones y una muestra de las obras en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, Provincia de  Buenos Aires.




Vilma Villaverde



Luego vino Jingdezhen, “la ciudad de la porcelana”. Allí los chinos cultivan este arte desde el año 206 antes de Cristo y actualmente es el centro de producción más importante del mundo. Funcionan la fábrica de calcos vitrificables de alta temperatura y la fábrica de jarrones que llegan a medir hasta cuatro metros de altura y se encuentran las canteras de Caolín, consideradas las de mayor pureza de feldespatos (hoy agotadas). A ese mítico lugar, donde la milenaria técnica de cocción a alta temperatura se viste de azul y blanca (colores característicos de sus obras), llegó Vilma Villaverde en el año 2006 a exponer y donar sus obras al Museo Internacional de Cerámica de Sanbao y a la Colección I Chi Hsu, en su casa museo de  la Villa de Arte Cerámico de Fuping. Durante el mismo año participó, junto a la ceramista y escultora argentina Loretta Brass, como invitada en la Feria Internacional de Tangshan, donó su obra al  Museo Internacional de Cerámica, participó del Programa de Artistas extranjeros en residencia y expuso en la Feria Internacional  de Cerámica de Jingdezhen.







El intercambio comienza ser más fluido a partir del 2007 cuando se concreta el Simposio “Argentinos en la Ciudad de la Porcelana” en la Residencia Sanbao, en el que participa junto a siete artistas argentinos, Alejandrina Cappadoro, Alejandra Jones, Jaly Vázquez, Mirtha Cappelari, Leo Tavella, Silvia Barrios y Arnaldo Trenchi. Las obras realizadas durante el simposio pasan a formar parte del patrimonio del museo de la ciudad.  Alejandrina quedó impactada por esta ciudad que bien podría ser el escenario de un sueño.  "En esta ciudad  las columnas para las luminarias públicas y los semáforos son altos  cilindros de porcelana con un diseño particular para cada avenida. En las calles, carros tirados por hombres, transportan grandes jarrones de porcelanas de colores. En los mercados de antigüedades, los objetos nos   marcan lo trascendente y perdurable de la esta materia. Y no podemos olvidar que hace unos años se festejó en Jingdezhen el milenio de la porcelana".





Entre junio y septiembre del 2007, invitada por la ceramista Wenzhi Zhang, Vilma participó de segundo Simposio, Conferencia y Festival Cultural de la Quema en Horno a  Leña que se realizó en conmemoración de los quinientos años de uso ininterrumpido del horno ubicado en Nanfeng Ancient Kiln, un parque donde se reconstruye la arquitectura y la urbanización antigua, con tiendas de cerámica y porcelana, museos, un talleres donde se puede meter mano en el barro y modelar objetos. Nos cuenta Alejandrina que "la quema en horno a leña tiene características diferentes a las quemas en hornos eléctricos. En China  los hay centenarios que aún siguen en funcionamiento. Son hornos comunitarios, de varias cámaras, que recibe la producción de muchos ceramistas de la ciudad. La quema dura por lo general tres días, durante los cuales se alimenta el horno con leña en forma permanente y programada, lo que hace necesario la presencia de los maestros horneros para controlar las curvas de temperaturas y que no falte ni sobre fuego. Cuando participamos de estos encuentros se organizan grupos de 8 ceramistas que cumplimos turnos de 6 horas durante las 24 hs del día. Momento solidario que sirve para la camaradería, intercambio de experiencias  con los compañeros de grupo y a la vez de suma responsabilidad ya que hay que cumplir  un horario y llegar a determinada temperatura cuando se termina el turno". Como parte del intercambio cultural de ambos países se transportaron, desde la ciudad de Foshan, catorce murales realizados y cocidos en el horno de Nanfeng  para ser exhibidos en el primer Museo a Cielo Abierto creado por la artista argentina Nina Kislo Kairiyama en el Parque de las Naciones de la Ciudad de Oberá, Misiones, donde hoy pueden verse realizaciones de los maestros que participaron del proyecto. Al año siguiente esa ciudad fue la sede de  la Primera Bienal de la Tetera. Los primeros premios son llevados a China y participan de la Primera Exposición Internacional del Pote y Tetera que se realizó en el Museo de Arte y Artesanía de Shanghai para luego ser entregadas al patrimonio del Museo que el artista Ge Jung posee en la ciudad de Yixing. Como curadores son invitados artistas de Chile, Colombia, Italia, Bolivia y Argentina quienes participan y asisten a la inauguración. Los artistas se hospedan en la Shanghai antigua, también llamada la Venecia China, pues las casas están construidas sobre canales y se puede recorrer la ciudad en botes. 






Alejandrina Cappadoro
Ese mismo año Vilma es designada curadora y Alejandrina adherente, por el doctor  I Chi Hsu, Director del proyecto FLICAM, quien convocó a un grupo de diecinueve artistas latinoamericanos para trabajar en la Villa de Arte Cerámico de Fuping y realizar las obras fundacionales del Museo Internacional de Cerámica de Argentina y Latinoamérica, en la ciudad de Fuping, Xaanxi, donde se encuentran representados los países de Brasil, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Argentina. La comitiva argentina que participó del evento estuvo integrada por trece artistas argentinos: Silvia Zotta (residente en Italia), Graciela Olio (La Plata), Arnaldo Trenchi, Teodolina García Cabo, Carlota Petrolini y Vilma Villaverde (Buenos Aires), Alejandrina Cappadoro y Jaly Vázquez (San Nicolás de los Arroyos), Beatriz Orozco (Villa Gesell), Cristina del Castillo (Paso de los Libres) Mirtha Cappellari (Rio Cuarto), Vivian Magis y Elio Ortiz (Mendoza). El proyecto FLICAM impulsa la creación de un museo de ceramistas de todo el mundo en la ciudad china de Fuping, ubicada a unos kilómetros de la ciudad de Xian, mundialmente conocida por sus Guerreros de Terracota. Entre los años 2005 y 2011 el proyecto inauguró ochenta y dos museos internos con artistas de cada país que trabajan in situ elaborando obras que se integran a la exposición, creando así un museo vivo, en permanente actividad. Lo ampuloso del propósito no desentona con la monumentalidad de la China actual. La anécdota relata que Xu Dou Feng, presidente del grupo industrial Futo, le pidió al geofísico retirado y amante del arte, I Chi Hsu, que le presentar un proyecto para difundir el arte cerámico. "¿De qué tamaño?" preguntó, "Lo más grande que se pueda”, fue la respuesta". Así nació esta enorme construcción de veinte metros de altura, cuya arquitectura se inspira en los arcos de horno para cerámica y que se completa con plazas y jardines de roca. En el año 2011 el creador del proyecto, junto a una comitiva integrada por artistas japoneses, colombianos, peruanos, bolivianos, chilenos, brasileros y argentinos vinieron a nuestro país. La delegación visitó el Polo cerámico de la ciudad de Olavarría y la fábrica de cerámica Cerro Negro, se realizaron conferencias en el Centro cultural de la ciudad de Buenos Aires, completando el intercambio con la visita a la ciudad de Pinamar, donde realizaron una exposición internacional y conferencias.  Alejandrina Cappadoro resalta que el intercambio fue posible gracias al esfuerzo de los participantes. "No tenemos lazos entre los dos países. Porque de  parte de ninguno recibimos ningún apoyo especial. Somos sólo un grupo de ceramistas argentinos que nos relacionamos con ceramistas chinos que realizan diferentes eventos e invitan a ceramistas extranjeros a participar en ellos. Los ceramistas chinos tienen posibilidades de organizar grandes eventos con apoyo de las Delegaciones Oficiales de las diferentes comunidades y sponsors privados".

Obras de Alejandrina Cappadoro en el Museo Latinoamericano Fuping

El flujo de intercambio artístico no se detuvo. Para completar el círculo de cooperación y aprendizaje mutuo, Alejandrina Cappadoro, miembro del Consejo de la Asociación Cerámica Internacional Argentina (ACIA), con sede en Buenos Aires, organizó una exposición itinerante con obras de artistas taiwaneses, en cerámica, fotografía y grabado. La exposición recorrió casi todas las provincias de Argentina y fue acompañada por los artistas. Fue un trabajo importante y de muchas relaciones, donde participó el Yingge Museum de Taipei.
La argamasa profunda que une a los ceramistas del mundo es esa sensación de estar sumergidos en un universo donde la cerámica tiene una presencia cotidiana. “Estamos rodeados de cerámica”, asegura Alejandrina. “Los ladrillos con los que se construyen nuestras casas, las tejas que cubren los techos, los azulejos que revisten los baños y las cocinas. Las porcelanas que se usan como aisladores en conexiones eléctricas, la loza de la vajilla, la loza de los sanitarios, los revestimientos de los pisos. Esta es una forma muy oriental de concebir lo artístico. Cierta vez, cuenta la artista nicoleña, un maestro oriental me transmitió el concepto del arte para la vida. Me decía: Hay gente que no puede comprar obras de arte, pero sí compra vajilla para la mesa, la decoración para su casa, la taza, el plato, la campanita navideña para el arbolito. Ellos lo compran para utilizarlo. Pero en realidad yo lo produzco como un objeto artístico. Sin saberlo, estaban comprando un objeto artístico. Es decir, rompen esta dicotomía entre lo funcional y lo artístico. Lo funcional no quita lo artístico, si es algo creativo”.

Con este concepto en mente Alejandrina Cappadoro y Jaly Vázquez crearon en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, el primer Museo internacional del mosaico contemporáneo del mundo. Alejandrina recuerda que "a partir de una idea de Jaly Vázquez estábamos organizando una Bienal Internacional del Mosaico Contemporáneo. Para comenzar a instalar el tema en la comunidad nicoleña realizamos un curso, en coordinación con la Escuela de Arte, para docentes de todos los niveles, dónde tomamos como elementos de comparación la arcilla y la música. Fue muy gratificante, la cantidad de docentes que asistieron y la comprensión de que tanto la música como la arcilla, con lenguajes diferentes, nos hablan de texturas, ritmos, movimientos. Se nos apareció más clara la idea de hacer de San Nicolás un polo que concentre la obra de ceramistas de todas partes del mundo. Así que enviamos cartas pidiéndoles que nos remitieran un mosaico realizado por ellos. La respuesta fue increíble. Hicimos una primera exposición y luego se hicieron cuatro más. Con todo ese material, en el año 2003, creamos el Museo del mosaico contemporáneo con obras de artistas de lugares del mundo inimaginables. Cuenta con más de mil trescientas cincuenta y siete obras de cincuenta y siete países y es único en el mundo. Funciona en la sede de la Asociación cultural Rumbo en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos”.



2017 fue muy prolífico en actividad de ceramistas argentinos en China. Vilma Villaverde,  realizó su primera exposición individual en los salones del Museo Yixing, en el marco del segundo Simposio Internacional de la ciudad de las Teteras y de la Arcilla Púrpura, que en esta oportunidad contó con ochenta y cinco artistas participantes quienes también expusieron sus obras en otro piso del Museo. Las teteras realizadas con la arcilla de arena púrpura, solo presente en Yixing, se remontan al siglo X. Las teteras son cocidas de tal modo que absorben una pequeña cantidad de té. Con el tiempo desarrollan un recubrimiento que le permite retener el sabor y el color del té. Son teteras sin esmalte, se moldean a mano, son más pequeñas que las occidentales, porque están diseñadas para uso individual y tienen unos diseños particulares que identifican a la ciudad.







También este año ocho ceramistas argentinos participaron de The 4th "Hong Guang Zi Qi" International Ceramic Art Cultural Exchange Week, que se realizó en la ciudad de Yixing en el mes de abril. El evento reunió a más de ochenta ceramistas de veinticinco países. La convocatoria fue realizada por la Asociación de artistas ceramistas de Zibo, China. El Consejo de la Asociación lo conforman ceramistas de Grecia, Turquía, Estados Unidos, Corea y Argentina. De nuestro país participaron Bastón Díaz, Dora Isdatne (Buenos Aires), Alicia Bonelli, Elizabeth Franco, Alejandrina Cappadoro (San Nicolás de los Arroyos), Mirtha Cappellari (Río Cuarto) y Guillermo Mañé (Rojas) todos liderados por  Vilma Villaverde. Los argentinos participaron con obras propias de la Exposición internacional de cerámica artística en el New Yixing Art Museum. Además, durante una semana, realizaron nuevas obras utilizando arcillas y materiales de la zona. Las obras fueron horneadas en quema a leña, en un horno construido especialmente para la ocasión por el ceramista coreano Young Taek Shin. La producción fue muy creativa y se pudo observar la diversidad de técnicas de moldeado, alfarería y esmaltes. Además del trabajo artístico, la comitiva argentina tuvo la oportunidad de visitar el Wuxi Institute of Arts and Technology, donde está construido el horno Dragón, en el cual todos los ceramistas de la ciudad hornean sus piezas en una quema colectiva. En el Bamboos International Conference Center, se realizó una subasta de caridad, con obras de los miembros del Consejo de la Asociación, a la cual asistieron artistas, productores de cine y empresarios. Cada delegación debió asistir con los trajes típicos de su país. Recorrieron también Jiangsu Tea Expo Garden donde realizaron una visita a las plantaciones de té. En el lugar presenciaron una demostración de caligrafía china, exhibiciones de Kung Fu y participaron de la ceremonia del té. En los jardines del parque, cada comitiva sirvió su té nacional. Los argentinos, además, realizaron una degustación de mate bombilla y mate cocido.
El año pasado uno de los ceramistas originario de Yixing, idóneo en la técnica, participó de una jornada de producción en Buenos Aires y visitó la ciudad de Oberá, donde se realiza la Bienal de la tetera argentina. La presencia de los ceramistas argentinos en Yixing vino a reforzar el lazo que une a artistas de mundos distantes, identificados con el manejo del fuego y la arcilla. Toda esta experiencia sirvió para valorizar la producción de los ceramistas argentinos y asumir que la cerámica ocupa en China un espacio especial en lo cotidiano y en el arte.
Hoy, el grupo de ceramistas argentinos que durante quince años le puso el cuerpo al intercambio de experiencia, acumula un potencial que le permite hablar el idioma adulto de la cerámica mundial y así profundizar el lazo con sus pares chinos. "Este intercambio que  realizamos, recuerda Alejandrina,  nos permite mantener una relación personal, fluida, con numerosos ceramistas chinos, de diferentes ciudades, ser miembro  de sus Asociaciones y compartir sus publicaciones. China durante mucho tiempo fue un país desconocido para nosotros. Con el tiempo la descubrí como cuna y origen de la porcelana que ha influido en todos los horizontes occidentales desde lo comercial hasta lo artístico. Después de haber tenido la posibilidad de estar allí varias veces,  me sigo  sorprendiendo de haber podido conocer semejante cultura. Hay cosas que aprecio mucho de ellos, otras no tanto  y fundamentalmente creo que estas diferencias fortalecen nuestra propia idiosincrasia".
Este vínculo, que comenzó como un soplo de voluntad de ceramistas argentinos ávidos de incorporar nuevas técnicas hoy ya es un ventarrón imparable que mueve barcos de barro cocido de un lado al otro del planeta en una simbiosis de mutua admiración.