

Al otro día nos levantamos temprano y nos encontramos con un paisaje conocido: el monte profundo, las cientos de plantas de las que desconocemos sus nombres y sus propiedades, los sonidos de múltiples aves y la inmensidad inalcanzable de algo etéreo que sabemos que flota en el aire pero no podemos abarcar.

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Mudo y Feliciano |
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Gonza y Andrea |
Al mediodía fuimos a comer a la casa que Andrea está construyendo en el monte, en Agua de Oro, donde también tiene un almacén de alimentos orgánicos. El francés Allan, su esposa y sus hijos estaban cuando llegamos. Allan y Gonza cocinaron unos conejos al disco que comimos al fresco de la enramada.
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Ladrillos sin cocinar |

Este es el almacén de productos orgánicos
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Lugar sagrado de sanación espiritual |
En el terreno hay otra casa, anterior a la que están construyendo y que funciona como alojamiento. Charlamos sobre la psicología de los gatos, del poder curativo del agua de mar, la durabilidad de las construcciones de adobe y piedra, los animales comestibles, la protección del monte ante el desmonte, los alimentos orgánicos y más.
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Gonza y Allan cocinando el conejo |
A la tarde fuimos a la Radio Curva, donde El Mudo conduce el programa Potencia Comunitaria (lunes a viernes de 9 a 13) y Otro ensayo en La Curva (sábados de 19 a 22). Es una radio comunitaria montada en una casa construida de adobe en un barrio de Salsipuedes. La operación técnica de los programas la hace su hijo Feliciano. La radio se escucha por antena en las sierras chicas y en todo el mundo a través de una aplicación. Ese sábado, una de las entrevistadas fue Maricel Abdala, coordinadora del área turismo de la municipalidad de San Nicolás de los Arroyos, quien describió los circuitos, paseos y recorridos posibles de la histórica ciudad a orillas del Parana.
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Maricel y El Mudo |
Al otro día desayunamos adentro porque se había puesto frío. Luego hicimos la instalación eléctrica para un nuevo sistema de iluminación. El rancho emitía tanta luz al monte que los vecinos venían a ver y alegrarse de la novedad. Festejamos con un guiso de lentejas que tuvimos que cocinar a leña porque se nos acabó la garrafa. Sin embargo, con o sin luz eléctrica, en el rancho de El Mudo el fuego no se apaga nunca.