Hay libros que condensan todo lo que uno hubieses querido vivir. Uno de ellos es Realismo Capitalista de Mark Fisher. En el prólogo, Peio Aguirre que hace una semblanza del tipo y de su trayectoria y menciona a K-punk "el centro de una constelación de blog que prefiguró una efervescente esfera pública, una comunidad de blogueros que discutían críticamente sobre música, cine, filosofía, literatura y teoría crítica solapando sin prejuicios los temas de debate". Es un gran contexto musical de las preferencias de estos comentaristas culturales entre los que esta Simons Reynolds, a quien ya hemos reseñado acá. Y sabemos que lo decisivo del gusto musical es el contexto, esa malla de contención que irracionalmente nos indica que música debe gustarnos y cual no. Esa elección falsamente deliberada que nos "diferencia" al decir de Pierre Bordieu. Mis contextos fueron casi siempre el aura de mis amigos, un clima de época, experiencias anticipatorias y los libros. El momento en que la música deja de ser una energía que fluye para transformarse en un concepto. Un concepto que hay que defender como a un territorio de los intentos de vulgarizarla, pero también de nuestras más funestas y ocultas preferencias y de nuestra voluntad de tener. Encontrar un nuevo contexto es siempre un salto al vacío del cual uno no sabe como volverá. En este caso es el viejo postpunk, junto a buena música para empezar los lunes. Esa música que te transporta a la Manchester post industrial de fines de los setenta, donde nos hubiera gustado ser uno de esos chicos que andaban buscando nuevas formas de sensibilidad entre los restos del sueño de prosperidad. En menor escala, algo así como lo que ocurrió en San Nicolás en la década del noventa con las privatizaciones, pero donde la debacle económica que generó delincuencia, resentimientos, drogadicción y una vacía sensación de no-futuro no pudo cristalizar en ningún movimiento cultural porque no estaba anclado en ninguna tradición.
Esta búsqueda de contextos, que en épocas pre internet nos movilizaba por las ciudades en busca de esos rincones donde circulaba la información por fuera de los medios de comunicación ahora la hacemos a través de la pantalla. Al decir de Jean Clément la lectura del hipertexto puede asimilarse al caminar por una ciudad donde conviven las certezas que nos puede dar un mapa con la siempre acechante posibilidad de desorientarse y perderse. Como en la calle también en internet hay sitios que funcionan como señales de tránsito y nos advierten de los peligros de circular por ciertas zonas intransitables. K-punk es uno de ellos.