Copio, pego y le agrego links a una nota sobre Francisco Garamona publicada en Infobae el 14 de febrero de 2018
La librería de Villa Crespo que es símbolo de la vanguardia.
Comandada por el poeta Francisco Garamona, La Internacional Argentina es un lugar donde se dan cita diferentes disciplinas, siempre cerca del arte y de la novedad estética. Ferias, conciertos, tertulias, compra, venta y producción de libros, en un barrio céntrico de Buenos Aires
Por Diego Rojas
En su ensayito La esfera de Pascal, Borges anota una metáfora que se repite a lo largo de los tiempos pero cuya entonación cambia, de acuerdo a cada época: "Una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna". Con las distancias que corresponde, algo así se podría pensar sobre La Internacional Argentina, una librería en el barrio porteño de Villa Crespo, pero que es más que una librería: es un homenaje a Copi, es una editorial, es una sala de ensayos, una sala de arte, un lugar de compra de libros y bibliotecas, un centro de tertulias contemporáneas. Ubicada en la calle Padilla cuando se cruza con Serrano, hace 14 años que la librería animada por Francisco Garamona -pero que, como corresponde a la metáfora del principio de esta nota, tuvo ya varios domicilios- es un lugar de los márgenes, pero que produce materiales artísticos expansivos.
Es un local chico, en la vidriera hay ejemplares de las novedades editoriales, pero también libros raros o que se sospechaban inconseguibles. "Si no lo tenemos, lo encontramos", dice Garamona a Infobae Cultura una nochecita de verano pero no en la parte de adelante de la librería, cuyo nombre remite al clásico de Copi, sino en la parte de atrás que, como se sabe desde la más tierna infancia educativa, es donde se ubican los chicos malos. Y los creadores. Y los extravagantes. Etcétera.
Atrás es la oficina donde se traman los libros que edita Mansalva, cuyo catálogo exhibe desde textos de César Aira a Guillermo Ueno, pasando por Diego Meret, Fogwill o Guillermo Borges (el padre de Jorge Luis), ediciones para exquisitos cuyo diseño de tapas está inscripto por el estilo del artista Javier Barilaro. "Tengo la suerte de haber sido lector de Aira, luego conocerlo, editarlo y ser su amigo", dice Garamona, que podría ser definido como un bon vivant contemporáneo que se dedica, además, a la poesía, al coleccionismo, la música y la conversación que, se sabe, es el deporte preferido de los argentinos. "Estos cuadros son míos, no están a la venta", aclara cuando se le pregunta si además el lugar es una galería comercial.
"Para mí este es el centro de la vanguardia actual porteña", dice la artista española Lupe Ayala, que vive en el país desde hace cinco años y que además es representante de la editorial universitaria chilena Diego Portales, cuyos libros son joyas editadas por Matías Rivas y que tienen la particularidad de un sistema que no permite la toma de ganancias, razón por la que todo el capital es reinvertido en ediciones de otros libros y, de ese modo, se publican hallazgos que no podrían ser publicados si de razones de mercado se tratara el tema. Ayala está de paso por la librería y pasa al fondo sin tocar.
Allí también está sentado Nicolás Moguilevsky, otra de las caras visibles de La Internacional, compañero de aventuras editoriales y musicales con Garamona y bisnieto de León Trotski. "Sí, el bisabuelo Jaime era primo hermano de Lev Bronstein, así que yo sería bisnieto sobrino de León", se ríe.
En las elecciones de 2015, Moguilevsky apeló a su genealogía para llamar a que los militantes del Frente de Izquierda votaran por Scioli y no en blanco. "¡Tenía razón! Mirá como estamos ahora", dice a Infobae. Luego propondrá la conformación de un nuevo partido político: CONFIEMOS. "Es un nombre adecuado a las circunstancias", asegura. "La crisis afecta a todos, pero imaginate que entre comprar comida y pagar la luz o comprar un libro, todos eligen lo primero. El ajuste de Macri les pega muy duro a las librerías y a las editoriales", dice Garamona.
Sin embargo, eso no implica que el editor y poeta y sus secuaces no sean productivos. "Acabo de publicar mi libro treinta y cuatro" dice y acerca un ejemplar de Si estamos separados, donde se puede leer:
"Dimos vuelta al perímetro
y vimos a la naturaleza
resurgir de los escombros.
Despedirse es ser valiente,
es recomenzar mirando
las colmenas, las torres
y todo lo que siguen
las nubes por el viento"
También publicó la obra de teatro La canción de todos los huesos de Torremolinos, escrita a cuatro manos junto a Moguilevsky, que nació como una performance e iba improvisando diálogos sobre el escenario que luego fueron sistematizados para ser trasladados al formato libro. Y canta en la banda Super Siempre junto al pintor Alfredo Prior, el escritor Sergio Bizzio y el músico Alan Courtis. Sin embargo, Garamona también ensaya su propio proyecto en el que reversionó las canciones del artista Jorge de la Vega, uno de los fundadores del pop local que fueron grabadas en 1968 y que permanecieron como un santo y seña de entendidos hasta hoy, que se puede escuchar libremente en internet. El disco, que fue editado también en vinilo, se llama Gusanito, mucho gusto. Un multitasking, el tal Garamona.
"El otro día le mandé una canción que estamos haciendo a Daniel Melingo y dijo que le parecíamos que éramos la Velvet Underground de la posverdad", dice Garamona. ¿La posmodernidad llevada al palo? Habría que preguntarle a Melingo.
Sin embargo, las cuestiones de la más real verdad suceden en La Internacional, donde hay un nuevo librero, Estanislao Correa ("yo creo que está aprendiendo varios oficios, no sólo el de librero, pero es un presagio, una promesa de futuro", dice su empleador, mientras algunas cervezas son bebidas en la oficina de atrás) y llega Nati Cristo Pan, una joven artista ("es la musa de La Internacional", dice Garamona) y se suma a la tertulia.
Cristo Pan organiza la Feria Cristal en la que se venden obras a precios bajísimos para que el arte no sea sólo cuestión de coleccionistas: "En la última, (Jorge) Gumier Maier vendía dibujos a 1.500 pesos", dice. También realizan la Feria La sensación, en la que editores independientes y librerías pequeñas copan la vereda de La Internacional para vender del editor al lector sus productos.
"Siempre hacemos cosas marginales, a veces la gente de la música no sabe que nos dedicamos a la literatura y la gente de los libros no sabe que nos dedicamos a la música y así", explica Garamona, que -hay que ponerle un límite- también incursionó en el cine. Hizo los mediometrajes Todo lo que no hago mientras pinto, sobre el pintor Juan José Cambre (que se estrenó en su retrospectiva en el museo Fortabat, de Puerto Madero) y El Monarca, sobre Sergio de Loof, aquel emblema del under porteño. "Pero sobre todo, somos una librería de compra venta, de lunes a viernes, de cuatro a nueve", dice.
-¿Compró bibliotecas de escritores?
-Claro. Pude comprar parte de la biblioteca de Juana Bignozzi y de José Luis Mangieri. Y de otros escritores, pero no se puede decir quiénes, porque se venden libros con dedicatoria y después se pueden producir enojos.
Bignozzi y Mangieri fueron dos faros de la poesía argentina y seguramente los libros de sus bibliotecas contenían tesoros. Insospechados, quizás, entre los estantes de La Internacional.
–Además del nombre de la librería, ¿viaja bastante?
-La primera librería que puse fue en Rosario, en 2001, porque acá se hacía imposible poner una editorial. Luego volví y empezamos con La Internacional acá. Recién vengo de Chile.
-Tiene un equipo de fútbol en su honor allá -interrumpe Lupe Ayala.
–¿Cómo es eso?
-Sí, unos editores y escritores que juegan al fútbol le pusieron el Garamona Internacional Football Club a su equipo. En esta última estancia fui a saludar a los jugadores -cuenta Garamona.
Un poco surreal. En Villa Crespo. Que es el centro de una circunferencia inexistente o infinita, lo que se prefiera.
La Internacional Argentina queda en Padilla 865 (CABA). Abre de lunes a viernes entre las 16 y las 21 hs.